lunes, 12 de diciembre de 2016

Tradición y progreso en educación (VIII): Los retos del aprendizaje cooperativo (1ª parte)



Hoy toca hablar sobre uno de los temas candentes en educación hoy en día: el aprendizaje cooperativo. Y lo haré en dos artículos para plantear mi postura y visión sobre este de forma clara y detallada.

El trabajo cooperativo es una de las prácticas que, de forma similar a la instrucción directa, podemos integrar dentro del grupo de 'prácticas educativas basadas en la evidencia'. John Hattie en sus metaanálisis le asigna un resultado de impacto significativo (d=0.49). Robert Marzano, otro estudioso de los mejores métodos de instrucción, incluye también el aprendizaje cooperativo entre las metodologías con unos resultados más positivos en su libro Classroom Instruction that Works: Research-based Strategies for Increasing Student Achievement. El aprendizaje cooperativo es, pues, una metodología que lleva estudiándose y trabajando desde hace ya tiempo y que tiene referencias abundantes de evidencia de resultados. En el ámbito concreto de la investigación sobre el aprendizaje cooperativo los hermanos David y Roger Johnson, que han realizado una amplia labor de investigación, son una de las principales referencias.

Podemos definir el aprendizaje cooperativo como la metodología en la que los alumnos trabajan juntos para conseguir objetivos comunes. De esta forma pueden maximizar su aprendizaje y el de los demás. Hay 5 componentes esenciales para el aprendizaje cooperativo:

a) La interdependencia positiva. Entre los miembros del grupo tienen que establecerse una relaciones positivas de interdependencia, de que es imposible el éxito de cualquiera de ellos sin la colaboración e implicación de todos los miembros. Esta se puede establecer con respecto a los materiales, los objetivos...

b) La responsabilidad invididual. El trabajo cooperativo que funciona es aquel en el cual se sigue y trabaja también la responsabilidad individual repartiendo roles, buscando el compromiso individual para el alcanzar los objetivos comunes del equipo... 

c) La interacción cara a cara, utilizando protocolos que enseñen a respetar a los demás, a ser efectivos...

d) Técnicas interpersonales que propicien la relación entre iguales, el conocimiento del otro, la amistad...

e) La evaluación del equipo como guía para mejorar, para aprender a valorarse, para saber opinar...


Existen 3 tipos de aprendizaje cooperativo, relacionados con los diversos tipos de grupos en los que se estructura el aula para el aprendizaje:

- Aprendizaje cooperativo formal: es aquel en el cual los estudiantes trabajan juntos durante un período concreto de clases (desde un día a diversas semanas) para conseguir objetivos compartidos y completar de forma coordinada tareas específicas. 

- Aprendizaje cooperativo informal: es el aprendizaje cooperativo en el que los estudiantes forman grupos para trabajar un objetivo o tarea concretos durante unos minutos, una sesión de clase...

- Grupos cooperativos de base: son grupos que se forman y se mantienen a largo plazo. Son heterogéneos y su objetivo, más que de aprendizaje académico, es que sus miembros se den soporte, ánimo, ayuda...

Los 3 tipos pueden utilizarse de forma integrada. 

Llegados a este punto, ¿por qué he querido llamarle a este artículo 'Los retos del aprendizaje cooperativo'? He querido ponerle este nombre porque la implementación real y efectiva del aprendizaje cooperativo es un reto, y no es fácil. En este artículo quiero desgranar y compartir algunas de las ideas, dudas, reflexiones... que he ido experimentando y viendo después de utilizarlo en el aula:

- Sobre el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje por descubrimiento y el constructivismo

Uno de los principales retos a los que se enfrenta el aprendizaje cooperativo es superar la visión que lo acostumbra a asociar con el aprendizaje por descubrimiento y con el constructivismo entendido como metodología didáctica. ¿En qué sentido? En el sentido de que el 'aprendizaje auténtico' es solo aquel que los estudiantes descubren por sí solos y construyen por sí mismos y en colaboración con los demás. En este sentido, la mejor forma de aprendizaje sería aquella en la que los niños, en función de sus intereses, construyen sus aprendizajes en colaboración con los demás, dejando de lado la instrucción directa y la transmisión de conocimientos. 

Este planteamiento en ocasiones puede ser cierto, porque un conocimiento al que se llega a través del descubrimiento en colaboración con otra persona posiblemente puede ser que sea más fácil que sea significativo para el alumno, y 'se quede’ más. Pero esto no podemos extenderlo y generalizarlo a todos los casos y situaciones. En otros artículos he hablado a fondo sobre el aprendizaje por descubrimiento:

Desde estos planteamientos se acostumbran a caer habitualmente en el constructivismo filosófico, que acaba por negar la existencia de una realidad objetiva que se pueda conocer dado que cada uno se construye su verdad. Los mismos hermanos Johnson parecen partir de esta visión constructivista vinculada al aprendizaje por descubrimiento:

'En cada sesión de clases los maestros tienen que elegir entre ser "un sabio en el escenario" o un "dirigente marginal". Al tomar su decisión es importante recordar que el reto de la enseñanza no es cubrir el material para los estudiantes; es descubrir el material con los estudiantes.'
Los Nuevos Círculos de aprendizaje: Cooperación en el salón de clases y en la escuela, de David W. Johnson, p. 38, Roger T Johnsonn y Edythe J. Houbelec

¿Es posible el aprendizaje cooperativo en un marco diferente? Sí. Debería de serlo. El aprendizaje cooperativo no ha de estar necesariamente vinculado al aprendizaje por descubrimiento. Creo sinceramente que cabe perfectamente en marcos que partan de un currículum común, extenso, en el que quepan también metodologías de instrucción como la experimentación, la instrucción directa y en los que no se olvide la función transmisora de la escuela. No podemos olvidar que toda metodología que se utilice tiene que estar supeditada al aprendizaje real y efectivo de una serie de conocimientos por parte de nuestros alumnos.

- Sobre el aprendizaje cooperativo y las habilidades sociales


Otro aspecto importante que tenemos que considerar alrededor del trabajo cooperativo es que conlleva e implica el aprendizaje y el dominio de una serie de habilidades sociales y cooperativas: habilidades como el aprender a compartir ideas y opiniones, solicitar ayuda, respetar el turno... Son habilidades básicas que será fundamental que nuestros alumnos vayan dominando de cara al futuro.

Aquí hay un aspecto clave que me parece que tenemos que tener en cuenta. Cuando establecemos una secuencia didáctica que incluye el aprendizaje cooperativo pasamos de tener el foco exclusivamente en la cognición y el aprendizaje de los conocimientos a tenerlo en dos puntos: las habilidades sociales y el contenido, habilidad o proceso que dominar. Esto añade un punto de dificultad que no podemos menospreciar. Luego hablaremos más a fondo de este aspecto, pero es muy importante el saber seleccionar cuando se utiliza, de qué forma, el cómo se estructuran la interdependencia grupal y la responsabilidad individual.

La finalidad de formación en las habilidades sociales, que en la escuela es también importante, no nos puede hacer olvidar la función académica y cultural de la escuela, que es fundamental. El aprendizaje cooperativo es una gran metodología, y será bueno irlo implementando desde pequeños, ya que el dominio y aprendizaje de las diversas habilidades sociales y cooperativas es importante, pero sin olvidar sus características y el punto de complejidad que conlleva, que provocará que no siempre sea la opción más conveniente.

- Sobre el aprendizaje cooperativo y una visión global de la didáctica


Un aspecto importante que considerar es que se hace necesario integrar el trabajo cooperativo en una visión global de la didáctica, que parta de la abundante investigación de cómo es realmente el aprendizaje y de qué aspectos hay que considerar para organizarlo de la mejor forma posible.

En este sentido, un problema es que se acostumbra a definir el trabajo cooperativo ‘contra’ el trabajo individual y las actividades que incluyen algún tipo de competición. Esta visión acostumbra a olvidar que el trabajo cooperativo que funciona de verdad es aquel que se combina con la instrucción global o directa del profesor a toda la clase y con el trabajo individual. Estas tres técnicas de instrucción, instrucción global o directa, trabajo cooperativo y trabajo individual, se complementan entre sí y no tiene sentido oponerlas. Se acostumbra a caer en esta visión porque se parte de la visión constructivista que comentaba antes. Encuentro a faltar estudios y prácticas que integren el aprendizaje cooperativo con la instrucción directa a toda la clase y con el trabajo individual. Los Johnson citan a McKeachie, et al. (1986, p. 63):

La mejor respuesta a la pregunta, "¿Cuál es el método didáctico más eficaz?" es que depende de la meta, los estudiantes, el contenido y el maestro. Pero la segunda respuesta mejor es: "Cuando los estudiantes enseñan a otros estudiantes". Existe una rica fuente de evidencia que demuestra que la enseñanza impartida por los compañeros es sumamente eficaz para una variedad de metas, contenido y estudiantes de diferentes niveles y personalidades.

Esta es una cita con la que puedo estar de acuerdo, pero remarcando especialmente la primera aseveración: que el método didáctico más eficaz dependerá de la meta, del contenido (no es lo mismo aprender, por ejemplo, historia que ciencias; no es lo mismo aprender una materia con noveles que con expertos), de los estudiantes (edad, condición social...), del maestro. En función de la actividad incideremos más o menos sobre la instrucción directa del profesor a todos los alumnos, sobre la articulación de la colaboración en clase... No es lo mismo llevar a cabo un proyecto sobre los animales o producir un documental que repasar un concepto concreto de matemáticas, o trabajar un aspecto de conciencia fonológica o una estrategia de lectura. 

Sobre la segunda parte, coincido en que la enseñanza entre iguales es muy eficaz, pero hay que saber cuándo introducirla. Puede ser una gran herramienta, por ejemplo, al final de la unidad didáctica, para repasar los contenidos, profundizar en ellos... Una vez que ya se han trabajado con todos los alumnos y les pedimos, por ejemplo, que por grupos expliquen una parte del temario a los demás, o que se articulen grupos de expertos en el aula para el repaso de los contenidos... Además del aprendizaje cooperativo hay otras actividades que implican esta relación entre estudiantes, como la tutoría entre iguales o la mentorización. Todas estas opciones deberán siempre de ser complementadas con la instrucción global a toda la clase y el trabajo individual.

Un último aspecto que comentar en este punto es que no es una estrategia de aprendizaje cuyo dominio sea fácil. Entender y dominar qué es realmente el trabajo cooperativo: los tipos de grupos, los elementos fundamentales (interacción cara a cara, el cómo organizar la interdependencia positiva...), y articularlos de forma que realmente sean efectivos es una tarea ardua y que requiere un aprendizaje. No es una metodología que podamos reducirla a poner simplemente las mesas en grupo y ya está. Requiere una formación del profesorado y una persistencia en el tiempo que se acostumbra a dejar de lado. Tenemos que considerar también que no todas las modalidades de trabajo cooperativo son igualmente efectivas. Solo aquellas que combinan los objetivos de grupo y la responsabilidad invidual han demostrado ser realmente efectivas y mejorar de forma significativa los resultados del alumnado. Solo desde una visión integrada de la didáctica puede aplicarse a largo plazo con éxito. 

- Retos y temas que valorar alrededor del aprendizaje cooperativo

Luego, hay una serie de consideraciones que tener en cuenta. Una de ellas sería sobre cuándo introducir el aprendizaje cooperativo en la secuencia didáctica. Si lo pensamos bien, uno de los principales requerimientos para el aprendizaje cooperativo es la articulación de una interdependencia positiva entre sus miembros. Para que sea posible, es fundamental que todos los miembros del grupo puedan aportar algo a su grupo. ¿No es mejor, entonces, introducirlo cuando ya se han explicado y trabajado los conocimientos o habilidades básicas? Por supuesto que se podrán organizar antes actividades cooperativas que se refieran a procesos sencillos (lectura compartida de un texto, trabajo del cálculo mental, compartir los conocimientos previos sobre un tema; serían actividades cooperativas informales), pero el realizar actividades complejas requerirá el dominio de los conceptos. Por ello un aspecto que tener en cuenta y valorar será el mejor momento para su intoducción.

Otro elemento que valorar es el de la memoria de trabajo. Esta solo puede dedicarse a una serie de ítems a la vez. Cuando se está introduciendo un nuevo conocimiento o habilidad, hasta que este se domina, la inclusión de más elementos dificulta su dominio. En este sentido, añadir al dominio de un contenido nuevo una serie de habilidades sociales que gestionar será un aspecto que tendremos que valorar, especialmente por lo que se refiere a los aprendice noveles.

En último lugar, está el tema del feedback: la ayuda, el soporte... que se dan entre sí los miembros del grupo. Como comenta David Didau en su blog 'The learning spy' mencionando un estudio de Graham Nuthall, el 80% del feedback que reciben los alumnos en el aula proviene de sus compañeros y, de este, el 80% es erróneo. Esto supone que el 60% aproximadamente del feedback que reciben no es bueno. ¿Cómo gestionamos este aspecto? Esto es algo que veo cuando los chavales se evalúan entre sí. Pueden corregirle una redacción a un compañero con una rúbrica o una pauta, comentarle elementos que mejorar... Pero en muchas ocasiones el feedback que dan no es correcto. Este es un aspecto que no podemos olvidar en el aprendizaje cooperativo.

- Para acabar...

Han sido pocos los sitios en los que he podido encontrar una visión completa del aprendizaje cooperativo. En concreto, ha sido en la 'Australian society of evidence based teaching' donde he encontrado por vez primera propuestas que partiesen de esta visión global:

En este sentido, me parece fundamental el saber alcanzar este equilibrio. He leído estos días unos artículos muy interesantes de Anderson y otros. En estos estudios habla de dos perspectivas: la cognitiva y la situacional. La primera, la cognitiva, se centra en conseguir el máximo de aprendizaje de conocimientos y de comprensión por parte de los alumnos. La segunda, la situacional se fija en el trabajo de las habilidades sociales y de relación. 

En el próximo artículo, que será también sobre el aprendizaje cooperativo, os compartiré la traducción de un interesante artículo de la 'Australian society of evidence based teaching'.

Bibliografía:

1. Sobre el aprendizaje cooperativo, de la 'Australian society of evidence based teaching': 




5. Cooperative Learning Institute: http://www.co-operation.org/

6. Artículo de Robert E. Slavin 'Cooperative Learning and Student Achievement': http://www.ascd.org/ASCD/pdf/journals/ed_lead/el_198810_slavin.pdf

Libros:

1. Los Nuevos Círculos de aprendizaje: Cooperación en el salón de clases y en la escuela, de David W. Johnson, Roger T. Johnsonn y Edythe J. Houbelec

2. La evaluación en el aprendizaje cooperativo. Cómo mejorar la evaluación individual a través del grupo, de David W. Johnson y Roger T.. Johnson

2 comentarios:

Rafa dijo...

A mí me dan un poco de miedo estas supuestas innovaciones, pero si me pongo a imaginar la lectura, la aplicación que harán de ellas nuestro "maestro promedio" (cuya principal preocupación es reirle las gracias al lobby, al cártel pedagógico; el niño no es más que una variable de todos estos experimentos fallidos y ni siquiera la más importante, pese a tanto paidocentrismo de boquilla) lo que me entra es pavor. En Andalucía este curso van a saco con el aprendizaje cooperativo y ya he oído y leído (en los inevitables grupos de guasap de padres) a más de uno quejarse de que están hartos de tener que explicarle al niño lo que debería traer aprendido de la escuela.

Andres Bello de Haro dijo...

Rafa,

Buenas noches. Como comento en el artículo, el aprendizaje cooperativo es una de las metodologías que tiene más evidencias de éxito. Ahora bien, como bien dices, la aplicación que hace el 'maestro promedio' deja bastante que desear. A este aspecto se le une a que se lo suele asociar a metodologías basadas en el aprendizaje por descubrimiento, que tiene un efecto positivo nulo o perjudicial en el aprendizaje de los estudiantes como debe de pasar seguramente en Andalucía, provocando que acaben con importantes lagunas.

Para más inri, la instrucción directa (también conocida como instrucción global a todo el grupo), que es fundamental para la introdución de los contenidos y de los aprendizajes es una metodología ignorada o criticada porque se la confunde con la 'clase tradicional' o 'lección magistral'. En el ambiente pedagógico general se acostumbra a no profundizar mucho en cómo aprenden realmente los alumnos y a olvidarse del currículum. Si la única innovación que se hace es introducir el aprendizaje cooperativo sin trabajar otros aspectos fundamentales, la mejora será escasa.